» Donde sea y cuando sea.» by gustavo umpierrez. Derechos Reservados.


Lo invitaron ayer a ultimo hora. Sus amigos hacen esta fiesta todos los años, pero nunca en la misma fecha y avisando casi al momento. A pesar de que pudo hacer arreglos en su trabajo sin problemas, elegir de entre su gastado guardarropas lo mas apropiado sin manchas y con solo un par de arrugas y comprar la botella de vino rosado que le encargaron, aun no le entra en su cabeza como le hará para llevar su computadora. Como siempre, por ser el mas divertido del grupo, le pidieron que llevara buena música. Piensa, mientras saca cuanto puede del baúl del automóvil para hacerle espacio, como es posible que aun no se halla comprado una portátil y aun conserve la de escritorio. Muy joven para algunas cosas, muy anticuado para otras, razona en silencio. Lastima que le avisaron tan solo un día antes, pues no recuerda donde puso los Pendrive, aunque para ser honesto, de seguro los tendría ocupado con cosas importantes que no desearía borrar. ¿Algún Compacto virgen? Quizás sea la solución, pero la ultima vez que vio uno si usar fue cuando el sobrino inquieto les dibujo “caritas felices” del lado que reflejaba su carota. Y que recuerde, todo lo demás que tiene para “transportar” la música, que no sea su computadora misma, ya esta ocupado con algo mas. Tampoco tiene un Teléfono Inteligente, no puede comprarlo por la barbaridad que sale y hasta en unos meses no podrá incluir uno con descuentos en su plan. Le piensa y no hay mas que seguir vaciando el baúl del automóvil. Y la Nube? Se la recuerda de nuevo. ¿Le ayudaría tener su música almacenada en linea en este preciso momento? Pues esta es otra ventaja de este servicio: poder tener el acceso a nuestros datos, música, fotos o archivos desde cualquier lugar y utilizando cualquier computador, tableta, smartPhone u otro medio electrónico. Sabe que el amigo que organiza la fiesta tiene computador y que podra conectar al equipo de musca que ya rentaron. El solo necesita su música, sus temas elegidos, pues sabe que tiene un muy buen gusto al respecto. Lo único que le preocupa es donde sera esta vez. Le llama y se asegura que no sea en medio del desierto del Sahara o la fría Antártida, porque sabe que lo único que si necesitara para acceder a la Nube es una conexión a Internet.

«La seguridad que NO tengo» by gustavo umpierrez. Derechos reservados


usto antes de irse a acostar, se da cuenta que a recibido un e-mail. Lo abre, esta vacío, solo con un pequeño e insignificante link. Normalmente no le haría caso, por precaución, pero viene se su querido amigo con el que habla casi todos los días. De que se tratara? Sin pensarlo ya, deja que la curiosidad gane la partida en el juego de la supervivencia del mas apto. ¿Como que supervivencia? ¿Hice mal? ¿Arriesgue la vida? Bueno, la suya es muy posible que no. Pero al darle click a este link o incluso en algunos casos con tan solo pasar por encima con el cursor, a desatado un paquete infeccioso que fue enviado por terceros a través de la cuenta de su tan querido amigo. Ahora, su computadora tiene un virus. Esta atravesando la boca y pasando por su garganta y al igual que con un virus real, usted ni se da por enterado. Lo primero que debería ocurrir ahora es que su computador “estornude” al darse de lleno su atacante contra la “pared de fuego” que se esta en entrada. Pero no ocurre así y el virus pasa. Usted lo deshabilito hace unos días porque ocupaba mucha memoria. Baja por la traquea y sigue a sus pulmones. Llega a la segunda linea de defensa: sus anticuerpos o Antivirus… pero sin que usted se de por enterado de cuanto lo necesita ahora, usted no lo pago la semana pasada cuando su subscripcion anual caduco porque otras facturas tenían prioridad… Sin los últimos up-dates el programa no reconoce esta nueva sepa infecciosa por ser una “nueva versión”… avanza, ataca, destruye y vuelve inútil el cuerpo físico de su computador. Y ahora! Simple: Borrar, Re formatear… comenzar de cero. No hay problema, la unidad física aun sirve. Pero, lo que no se perdonara es, haber perdido sus 20,000 canciones que no tendrá para su próxima fiesta, las 13,458 fotos de sus pasados 6 anos de vacaciones y los 4,391 archivos de documentos, entre ellos el que debería presentar mañana temprano en el trabajo.
“Si tan solo hubiera pagado la subscripcion del antivirus o mantenido encendido el muro de fuego… Sin tan solo, alguien mas se encargara de la seguridad y así mismo almacenara todas mis cosas para que mi computador no fuera tan lento…” Si, tan solo hubiese estado en una Nube.
Sin antivirus o sin muro de fuego, se vive en medio de un campo de batalla al descubierto con las manos en alto pidiendo ser disparado… pero, si al menos deja las cosas valiosas en una trinchera, en la Nube, no todo estará perdido. Así que una ventaja del almacenamiento en linea es que “ellos” se encargan de la seguridad de sus valores electrónicos, ademas de ser a un nivel que nunca podría lograr en su computador personal.

¿GUARDARLO EN… LAS NUBES? By gustavo umpierrez. Derechos Reservados


Nos dan agua para refrescarnos y sombra para aliviarnos del intenso calor veraniego. Anuncian y presagian fuertes desastres climatéricos o esperanza de reverdecimiento en los estériles campos. Con ellas se puede imaginar y dibujar en el aire para nuestra alegría o bloquear nuestra visión y llevarnos así mismo a un fatídico accidente que producirá dolor y tristeza. Las hay llenas de vida en tonalidades blancas, purpuras, naranjas y amarillentas o atemorizantes en compactos muros grises, negros y azulados.
Son buenas, útiles, revitalizantes, llenas de glamour…. pero también fuertes, poderosas, indestructibles e imparables. Si, todo eso y mas esta almacenado en «un trocito de cielo» llamado: nube.
Pero ¿pueden estas nubes almacenar datos de forma electrónica? No, son útiles, pero no para tanto. Al menos no las que están flotando en el cielo sobre nuestra cabeza. Pero si las que habitan en el “otro” cielo, el del espacio virtual.
¿Que son? Pues bien, cuando resulto que los medios físicos de almacenamiento electrónico habían superado a todo lo antes conocido «sobre la tierra», se centro la atención en los recursos que almacenaban datos privados en el «aire virtual», donde nuestra mano no podría tomarlo y tan solo decir “Ahora tendré que guardarlo seguro y esconderlo”, porque al igual que una nube literal ¿quien puede poner en su bolsillo una pagina web o su perfil de una red social? Todo esta guardado y protegido “en el aire” o espacio de navegación virtual. Entonces, la pregunta inherente a ello seria: ¿Porque no «esconder» allí también nuestros documentos, fotos, archivos, recibos y demás valores digitalizados que poseemos?
Al igual que una nube esta compuesta de billones de diminutas gotas de agua y muchas mas se le unen a cada segundo, las Nubes en Linea poseen capacidades escalofriantes de almacenamiento de archivos. ¿Y como se define el concepto en si mismo? Tal como una nube literal en apariencia es fácil de definir, las digitales también: un Sitio En Linea donde usted puede guardar todo lo que normalmente a estado hasta ahora depositando a la confianza de su computador u otro medio físico.
Pero ¿tiene alguna ventaja que le de preferencia por encima de los medios físicos de almacenamiento?

«PERO… Y DONDE LO ESCONDO?» by Gustavo Umpierrez


Durante años nos hemos preocupado en que los documentos que consideramos mas valiosos sean guardados con buenas medidas de seguridad. El ni
vel de esta protección, sin embargo, dependía en gran medida de quien los escondía.
Desde la parte de atrás del costoso cuadro de la bisabuela, a la que nadie quería siquiera dirigir la mirada ni mucho menos tocar o aquel libro de tapa ancha donde cualquier comprobante, titulo o registro desaparecía entre sus folios y volvía loca nuestra mente intentado recordar en que numero de pagina se encontraba o hasta las pesadas cajas fuertes donde los ladrones buscando papeles de color «verde» se llevaban los de tonos amarillentos y membretados que solo tenia utilidad para nosotros…
La lista de idea, trucos y afines para esconder nuestras preciadas joyas escritas no a tenido limites.
Hoy en día, época donde el papel ya no es tan necesario para conservar documentos de forma permanente, donde los cuadros de la abuela son virtuales, donde las cajas fuertes han sido suplantadas por el dinero electrónico o donde los libros no pueden esconder nuestros documentos porque se leen en una tableta de pantalla liquida, se a visto necesario recurrir a otros medios digitales para almacenar nuestros valores.
Que usar? Un disco compacto? Una memoria portátil tal como Pendrive, CF, SD, MMC… o tan solo el disco duro? Donde es mas seguro? Una vez mas seguirá dependiendo en gran medida de quien los esconda.
Pero, si en el pasado una inundación sacudía la casa tanto el cuadro de la fea abuela, el libro de muchas hojas o incluso la caja fuerte podían ser el ataúd permanente de nuestros documentos. Entonces, que tipo de “inundación” puede acabar con nuestros soportes físicos de almacenamiento electrónico hoy día? Infinitos! Virus, cortes o descargas de energía eléctrica, desgastes de sus partes mecánicas, hurtos, un mal amigo que los borre a traición…
O sea… tampoco existe actualmente el medio ideal para «esconder» lo que mas deseamos proteger?
Si, lo hay. Y esta… en las nubes.
(Almacenamiento en linea y Nubes. Articulo #1 By Gustavo Umpierrez. Copyrigth Protected)

«La era de la Infancia digital» By Gustavo Umpierrez. Derechos Reservados


 

-Papi cuéntame, como era «un día» de “tus” veranos, estando afuera y sin televisión?

-Era un día de mucho calor. El verano pasaba lento, tan lento como las horas de la tarde húmeda y agotadora que no terminaba mas. Eran como las cinco y y
a no había que hacer. Los indios y vaqueros ya no tenían ganas de luchar y habían echo las pases. La invasión a los hormigueros y a los huecos de sapos con bombas de agua lanzadas desde la altura a jarrazo limpio y los misiles disparados a chorros con las botellas plasticas vacias ya no podían rellenarse, pues ante la ausencia de agua corriente en la casa, ir a buscarla con un balde de 10 litros hasta el aljibe de la vecina era toda una enorme proeza aventurera que terminaría con nuestras reservas energéticas en aquella pesada jornada. Nos miramos, tirados en el pasto. Y nos adormecimos bajo la higuera. Sin fuerzas, sin ganas de nada. El aire tibio refrescaba el sudor que nos empapaba y la sombra espesa nos aliviaba un poco. Solo «teru-terus» se oían. Se les escuchaba gritar lejos de sus nidos distrayendo algún enemigo casual que andaría por resarcirse de tan exquisitos huevos; los cuales mas de una vez nosotros mismos encontramos de casualidad en el campo de enfrente cruzando la ruta y evitando «cruceras», grises con pintas negras, solo para terminar siendo avistado, y segundos después atemorizado, por el vuelo rasante de las púas de sus dueños.
La hamaca de un solo poste gastado de casi dos metros de largo y colocado sobre dos cadenas entre un Transparente y un Duraznero, se le escuchaba pegar contra el tronco solido movido por la brisa. Con una simple mirada, observando y cuidando que la pequeña Mantis Religiosa que mantenía «atada» en su caja de fósforos hubiese comido la única uva que le restaba a la parrita que solo daba seis racimos al año, podía asegurarme que mis responsabilidades estaban cumplidas.
La comodidad de la hierba cortada con una tijera de esquilar de mi padre un día antes (menudo trabajo le daba hacerlo a mano con dichosa herramienta; todo fuera por quitarse la ansiedad producto de su depresión)
El olor de los higos maduros, que a mi en lo particular no me gustaban para nada, el zumbar de las abejas en el mielifero goteo de los frutos, el aire rozando la cara, acariciando, suavizando, refrescando.
El silencio humano, de sus voces, de sus maquinarias, de su trabajo. Solo nosotros dos, hermanos y mejores amigos, indio y vaquero, policía y ladrón, héroe y villano, jugador de fútbol y relator deportivo, delantero y golero, espía y enemigo. Tirados por la vida, agobiados, refrescados, felices de nuestras hazañas terminadas minutos antes, acurrucados en la hierba bajo la higuera, agotados, sin energía, dormidos.
Eso era vivir la vida, un día de “mis” veranos sin televisión, terminar cansados después de haber jugado a todo y haber dejado que nuestra mente y cuerpo vivieran en carne propia las mismas aventuras que la tele hoy nos cuenta sentados en un sillón.
-Gustavo Umpierrez, Copyrigths 2012. Derechos Reservados.-

Salud o apariencia personal? By Gustavo Umpierrez. Derechos Reservados.


“El hombre a idolatrado su físico a través de toda la historia. Bárbaros musculosos, indígenas musculosos, faraones musculosos, soldados musculosos o capitalistas musculosos. No importa su ubicación, cultura, raza o legado dejado a la human
idad; la apariencia física a sido y seguirá siendo de vital importancia para la supremacía intelectual o corporal. Como que intelectual? No sera física? Se preguntara usted. Pues el echo es que muchas veces como nos vemos proyecta a un modo mucho mas elevado lo que somos o queremos aparentar y resulta, en la mayoría de los casos, un rápido método persuasivo de nuestras ideas, por mas descabelladas que estas sean. No en vano la industria automotriz convence a su publico menos pudiente de comprar sus automóviles mas caros utilizando la curvada figura femenina. O los fabricantes de cigarrillos muestran perfectos, tonificados y bien parecidos cuerpos femeninos o masculinos, para convencer a su consumidores de suicidarse lentamente mientras se adjudican su dinero duramente conseguido.  Su apariencia convence, intimida, provoca, sugiere, apega, enorgullece, acerca y persuade a quienes lo rodean. Vale la pena dedicarle unos minutos diarios a esa tonificada arma que guarda sobre la piel? Quizás, depende de cuanto necesite de ello para conseguir su sustento diario o aclamación social o, como en el caso de otros tantos, cuanto ego fomente su visión aclamada por otros. Todo depende de cuando lo necesite. Pero de lo que si puede estar seguro es de que ante todo deberá estar saludable o no podrá siquiera darse el lujo de decir «si» o «no» a una mejor apariencia corporal. No lo maltrate química, física, emocional o negligentemente “para verse mejor”, o para “dejar” de verse mejor, o el le hará saber que esta descontento con su dueño. Mas bien, cuide su cuerpo y el le retribuirá lo que le pida en cambio»

Fragmento «Primera noche en lo salvaje» de “ De millones a cero en 25 segundos” by Gustavo Umpierrez.


Y la noche llego. Los animales au
llaban a la luna, a sus hembras, a sus deseos y pasiones inmutadas en su instintos nocturnos. Insectos de todos los tamaños, colores y espeluznantes formas aparecieron de la nada, apenas bajo el sol entre las lomas de los arboles, para danzar a la sicodelica bombilla de neón que colgaba de un arbusto. Sus gritos, muy llamativos al principio, comenzaron a ser ensordecedores al cabo de un par de horas, acuchillando mis tímpanos. El calor era intenso, la tela de nylon de la carpa conservaba mejor de lo que pensaba el calor corporal. La humedad del sereno nocturno comenzó a volver borrosa la visión de los arbustos hasta que la completa oscuridad dejo visible solo los que rodeaban la tienda. Comprada apenas unas horas antes, armada como pude entre millones de mosquitos que me acribillaron la poca sangre que tenia e insultando por los ocho dolares gastados en citronela que no encendían, la gran carpa de ochenta pies cuadrados resulto bastante mas grande de lo que había imaginado. El colchón inflable entro perfecto, después claro esta de que hube sudado mil galones inyectándole ciento diecinueve bombazos de aire a brazo partido con el inflador manual. Con las mochilas a un lado, los tenis en la entrada para no contaminar el resto de la tienda, mis pertenencias valiosas, billetera y celular y linterna pequeña, en un bolsillo que colgaba de un lado cerca a la entrada, el espacio no era tan malo, teniendo en cuanta que era un claustrofobico quien lo admitía. Cuatro ventanas a cada lado permanecían cerradas, tenían tela de malla para que no entraran los insectos pero, no me animaba a abrirla; el solo pensar en ver a un coyote, mapache, zorro o mofeta deambulando o incluso una Mantis Religiosa enorme colgando de ella, me amedrentaba de hacerlo.
Desde cuando me había vuelto tan cobarde? Tan asustadizo y quejumbroso? Esta no era mi primera vez afuera, a campo razón, acampando el donde el aire todavía era fresco y natural… Era yo siempre quien sonaba con salir acampar cada verano desde mi mocedad… Era yo quien iba a las tiendas de Camping a ver precios de artículos de campamento que nunca compraría solo por disfrutar de su visión… Era yo quien tenia la experiencia de salir a pescar en bote en los lagos a media noche… Porque tan cobarde ahora?
Pero claro, era entendible quizás. Esta era mi primera vez… solo. Completa y literalmente, solo. En todos los sentidos. Nadie me acompañaba ahora. Ya no era divertido. Era por necesidad, no por vacaciones. Nadie seguía mis pasos, las hazanas, mis conversaciones, los inventos de camping, mis peleas para detener a los mosquitos, mis errores al armar las cosas, las deslumbrantes puesta de sol ni el colorido de los arboles, ni los chistes en la fogata o el cafe caliente…. nadie, ni en la tienda ni en la vida.
Solo yo, mis pensamientos y mil opciones por elegir que a estas horas recién se hundían en la oscuridad de la noche sin saber que resultarían en el mañana. Con el alba, de un nuevo día, de un nuevo re comenzar, tendría que tomar rumbo firme y disidido, sin olvidar ni abandonar los que había dejado atrás. Solo las personas, que allí ahora ya no podían estar, conservaría en mi vida. Todo lo demás, perdido o abandonado, ya no seguirían el sendero de esta aventura. Los insectos se durmieron, para mis ya insensibles oídos, y mis ojos, empapados en lagrimas, decidieron hacer lo mismo.
Si, llego la noche, la del bosque y la mía»